Concurso de excusas para no sacar hoy el disco
¿Qué se os ocurre? ¿Qué motivo pueden darnos? Dejen volar su imaginación y pónganselo fácil a su grupo favorito, que si no, se inventan que Rajoy con la reforma laboral no les ha dejado trabajar y que Garzón, el juez que iba a defender su causa, está inhabilitado, de modo que azuzados por los piquetes se han ido de juerga.
Al ganador, creo que tirando del hilo, podríamos ofrecerle de premio una cena con la banda (de mi pueblo) y un ejemplar del último disco “Deseo: Cartografía imposible” (pirata, por supuesto)
Excusa de escala
El vocalista tiene un problema de “atención dispersa”, se deja llevar apasionadamente por sus asociaciones de ideas, por eso de profesor que quería ser, se convirtió en pananero, que es un tipo de músico experto en amasar nanas. De modo que viviendo de su instrumento de cuerdas vocales, decidió aprender a tocar la guitarra, por aquello de las cuerdas. Vio la escala musical y sin remediarlo, se puso a escalar picos, llevándose el único ejemplar del disco en el bolsillo para que no truncase su carrera en solitario, pero se hizo un lío con las cuerdas, se acordonó mal de la primera, inventándose el acorde de mi-fa-lo, haciéndose la picha un lío. Y claro, con el mosquetón detrás de la oreja (de Van Gogh), se puso a tono y cayó en picado. Intentó mantenerse sol lo sostenido del aire, sin pedir ayuda a los estudioSOS Gaua, que todo lo tienen, sino que le pregunten a Josi, que está encantado con “el roble y otros árboles, el asistente y con que las cosas siempre se pueden hacer mejor”; Txanpi se ha hecho guantanamero, que en Guantánamo no hay paro, siempre se puede trabajar como guajiro o como terrorista (los que labran la tierra de un modo radical); Toro, claro, se ha quedado sin trabajo y como no estaba contratado se ha ido a enviar demanda a Seguridad Social; Raúl sólo intenta dar con la tecla correcta, que puede ser blanca o negra.
Así, todo se fue al traste porque el vocalista se olvidó andarse con pies de gato. Y ahora el disco está en el monte Maldito, que está al lado del monte Perdido cruzando por el Niceo. ¡Que para eso era el número 13! Y claro, ya Francis ha aprendido la lección (por supuesto que aún no sabe tocar la guitarra): ha decidido no desmarcarse más sol lo tan alto, ahora se plantea metas menos ambiciosas y sólo se va de picos pardos con los colegas, mientras nosotros seguimos esperando, empalmados, claro.
PD: No os esforcéis mucho, como todo es un tongo, "la vida es un ton-ton-ton-go", seguro que la mejor excusa es la que ponga jorgiyo.