Querido diario:
Todas las noches sueño con ella, dormida, lánguida y perezosa, rodeada de luces cálidas, mecida por el tenue reflujo de una canción ("Al amanecer..."), con las comisuras de sus labios dibujando una suave sonrisa.
Todos los días sueño con ella, sueño que sueña conmigo, y que en sueños se encadena a mi cuerpo soñado.
Vivo en sus sueños y ella en los míos, y no hay más mapa ni territorio que nuestros sueños.
Soñamos y soñaremos juntos, y si algún día dejamos de hacerlo, alguien nos soñará desde el otro lado.