Que ganas tengo. Todavía no lo he escuchado y ya empiezo a sentir esa primera fase del ciclo del amor.
El amor que nace de la música
y evoluciona a una pasión carnal
dejando marcas en la piel,
es el amor discos.
El amor que se oculta
a los ojos de los demás,
pero también a los propios,
el amor que no abre la boca
para que no se corra la voz,
es el amor dazado.
El amor que acompaña en la soledad
reduciendo la intensidad del dolor,
es el amor tiguador.
El amor que llega al final de su vida útil,
dejando un valor residual
que ha merecido la pena,
es el amor tizado.
El amor que ya no fluye
y se intenta bombear a golpes
de corazón abierto y puño cerrado
es el amor a tones.
Y finalmente,
el amor que envolvemos
para tapar las heridas
cuando lo velamos,
es el amor tajado.