Con cierto desconcierto, fechas de concierto. Con desconcierto elegir fecha para el doctor, sin receta pero con las contraindicaciones de los efectos perversos del deseo.
Doctor del sexo sin ternura, con el misterio de cómo enfrentarte a las caricias mentirosas, caricias que raspan.
Doctor Deseo, en tu particularidad, trasportes de magia instantánea, de la que no esperes ni pidas más. Niña Golosa, no seas avariciosa. No quieras entender, pero ve a tender.
Tiende tu alma, cuélgala de las pinzas de la sensatez, y ahora escapa, huye de ti misma. Huye en tus cansinas lecciones de construcción/ deconstrucción. Pero ahí, aquí sigues.
Cita sin concierto, cita, cita y recita. Anoto y noto la dificultad de construir contrafuertes. Endurecer el algodón para sostener pesos. El alma se va estirando y duele. A ti cada vez te cuesta más empedrar. Recuerdas construcciones prerrománicas en visitas colegiales, mientras pensabas si en el bus te sentarías con él, si te daría tiempo a estudiar para salir el sábado.
Lecciones de arte, colecciones de letras, sin lo que ahora añoras saber. Sostener pesos, a la vez que permites que te acaricie la luz del sol que te embellece, y el brillo de la luna que te hace mágica. Y ser fría para quien pase sin apreciarte, para quien posa para una foto de las que se mandan a la papelera sin pensar, o en las que importa que salga la compañía abrazada por su brazo, y tú solo eres la espalda. El sinsentido de las lecciones de sentirte bella, que te sientan bella, que sepan mirarte, mirarte. (Que engañabobas el instituto)
Con la cobardía de siempre dejas las piedras, no sabes sobreponerlas, no sabes sobreponerte. Te duele el cuerpo, corres a quitar las pinzas, te vistes y no cambias.
Y el 2012 ¿qué?