Un sol de invierno se arrastra dolido y sangra sobre una estepa una y mil veces repetida. Es la ventana que contempla un adiós, marco de rejas, infierno inútil. Tú y yo apurando con torpes caricias,  estas dos horas de sudor y lágrimas ¿Qué importa la razón o el porqué de este final que no se acaba nunca? ¡Maldita desesperación! Un timbre pone el punto y final, vuela mi vida, no digas adiós. Ahora me queda el dolor del recuerdo y algo que crece: un odio inmenso. ¿Cómo escapar de aquí? ¿Cómo escapar del fin?