La Iglesia es un lugar sagrado, reservado para el culto a Dios. El Santísimo Sacramento está en el tabernáculo y Su Presencia Real requiere de nosotros la mayor reverencia. Es por eso que, aunque no se esté celebrando la Santa Misa, el ambiente en la iglesia debe conducir a la oración y el respeto a Dios. No es que la casa de Dios sea un lugar sombrío y severo pero tampoco es lugar para diversión ni para andar a las anchas.
La forma en que vestimos refleja cuanto respetamos al anfitrión y la dignidad del evento. Si estamos descuidando la forma de vestir en la iglesia, hacemos mal. Recordemos que somos unidad de cuerpo y alma. Todo nuestro ser debe prepararse para la gran celebración que es el concierto. Todo lo visible ayuda a elevarnos al Dios invisible: La arquitectura, la música, las vestimentas del cantante, las imágenes sagradas, los utensilios sagrados, en fin, todo, debe manifestar la sublime importancia del Santo Concierto.
Algunas reglas:
En la Iglesia:
Prohibidos chicles, comidas y bebidas.
Vestir decorosamente. Evitar escotes y vestidos provocativos; evitar jeans, pantalones apretados, shorts, camisetas.
Mantener el teléfono (mobil) apagado. Nunca utilizarlo en la iglesia.
Persignarse con agua bendita al entrar. Nos recuerda nuestro bautismo y borra los pecados veniales
Hacer genuflexión ante el sagrario (tocar el suelo con la rodilla derecha)
Guardar silencio por respeto, para facilitar el recogimiento y la oración. Evite conversaciones y cualquier distracción.
En el concierto:
Saber cuándo sentarse, arrodillarse y pararse.
Participar en las oraciones y los cantos.
Cuidar de no hacer ruido con los reclinatorios al levantarlos y bajarlos.
Sentarse con postura decorosa. No acostarse en los bancos.
Enseñar a los niños a comportarse. No correr por la Iglesia.
Los feligreses dispondrán de varios confesionarios para su uso y disfrute.