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La Pizarra / Re: Tu gracia por (¿20?) monedas
« en: Enero 10, 2012, 03:19:11 pm »
Has abierto la caja de Panduro y ahora todos mis pájaros se han vuelto locos, por culpa de tu Panfeto revolucionario en espera a que el gran panificador deje de estar en panadero desconocido y nos muestre su Panfeto número 13: Al amanecer… seguir soñando.
“Ahí abajo, tras la capa de hielo están todos los deseos de cobre que la gente ha pedido a Ondina, la ninfa del estanque. También los nuestros.”
Trueque
Te aprecio, pero yo no tengo precio,
y sí desprecio
las mil monedas
que me arrojan como a un perro
a cambio de mi vida y mi tiempo.
Trabajadora para cuenta ajena
en detrimento de la propia.
No me gusta el dinero pero sí tus historias.
20 monedas.
Mi gracia no vale tanto,
te sobra razón,
pero no llevo suelto,
me quedo con el cambio.
A la sazón, soy una loca sosa,
por eso acudo al trueque:
págame con sal, soldado
(de Salamina)
sé que es tu salario,
y yo la necesito para conservarme salerosa,
aunque sea en salazón.
Te cambio la vía láctea por la vía salaria.
Trueque: cacao pis.
Si avaricioso te vuelves,
heces pises
y hagas cacao en polvo
en busca de tu fortuna.
Egocéntrico, te gustan que te (a)doren
y eliges la (a)dorada lluvia
No me dejas elección,
muerdo el polvo y beso la mierda,
de tus labios robo el cacao en crema.
Si fueras una moneda de oro
serías sol
de invierno a medio día.
Si fueras una moneda de plata
serías sol
en mitad de la noche,
tal vez luna,
me gusta tu pluma.
Si fueras una moneda de carne
serías un pezón
un pez encendido
en mitad de un mar(r)ón,
Yo soy de uso corriente, más barata,
como una puta que solo baila el agua
y mantiene vírgenes las esquinas
de tus pupilas
(gustativas),
y el himen de tus palabras,
a la que dijeron que siempre cobre.
Me tenías en el bolsillo,
desgastada por tus manos,
me besaste antes de arrojarme,
cambiándome por un deseo,
hundida naufragué
en la quietud del estanque,
a pesar de que me dijiste
que nunca me echarías a lagos
de aguas estancadas.
Has hecho un buen zumo con media verdad y media naranja. Te pagaré con uno de lima limón. Cuélgate la medalla.
Lima libre juró su independencia,
dejó de lijar los barrotes de mi celda,
y se sometió a la deseobediencia.
Por eso yo sigo presa.
“Ahí abajo, tras la capa de hielo están todos los deseos de cobre que la gente ha pedido a Ondina, la ninfa del estanque. También los nuestros.”
Trueque
Te aprecio, pero yo no tengo precio,
y sí desprecio
las mil monedas
que me arrojan como a un perro
a cambio de mi vida y mi tiempo.
Trabajadora para cuenta ajena
en detrimento de la propia.
No me gusta el dinero pero sí tus historias.
20 monedas.
Mi gracia no vale tanto,
te sobra razón,
pero no llevo suelto,
me quedo con el cambio.
A la sazón, soy una loca sosa,
por eso acudo al trueque:
págame con sal, soldado
(de Salamina)
sé que es tu salario,
y yo la necesito para conservarme salerosa,
aunque sea en salazón.
Te cambio la vía láctea por la vía salaria.
Trueque: cacao pis.
Si avaricioso te vuelves,
heces pises
y hagas cacao en polvo
en busca de tu fortuna.
Egocéntrico, te gustan que te (a)doren
y eliges la (a)dorada lluvia
No me dejas elección,
muerdo el polvo y beso la mierda,
de tus labios robo el cacao en crema.
Si fueras una moneda de oro
serías sol
de invierno a medio día.
Si fueras una moneda de plata
serías sol
en mitad de la noche,
tal vez luna,
me gusta tu pluma.
Si fueras una moneda de carne
serías un pezón
un pez encendido
en mitad de un mar(r)ón,
Yo soy de uso corriente, más barata,
como una puta que solo baila el agua
y mantiene vírgenes las esquinas
de tus pupilas
(gustativas),
y el himen de tus palabras,
a la que dijeron que siempre cobre.
Me tenías en el bolsillo,
desgastada por tus manos,
me besaste antes de arrojarme,
cambiándome por un deseo,
hundida naufragué
en la quietud del estanque,
a pesar de que me dijiste
que nunca me echarías a lagos
de aguas estancadas.
Has hecho un buen zumo con media verdad y media naranja. Te pagaré con uno de lima limón. Cuélgate la medalla.
Lima libre juró su independencia,
dejó de lijar los barrotes de mi celda,
y se sometió a la deseobediencia.
Por eso yo sigo presa.